Defensores de Belgrano empató cero a cero contra nueva Chicago en Mataderos, el conjunto dirigido por Carlos Mayor fue superior en el trámite del cotejo y mereció un poco más de suerte, sin embargo la definición en los metros finales, frente a un rival que nunca supo cómo tomar el protagonismo, de esta forma el Dragón continúa en el pelotón de los equipos que competirán por el segundo ascenso.
Al minuto nomás de juego el Topo habilitó a Massaccesi, que tiró un centro bajo controlado por Aquilino el balón rebotó en un rival y se fue afuera.
10 minutos después el número nueve hizo una buena jugada por la punta tiró el centro y milagrosamente el defensor de Chicago anticipó a Patricio Moyano que se preparaba para marcar el gol.
Tuvo defe en los pies de Claudio Salto otra chance también, dirigida abajo que fue tapada de gran manera por el arquero local.
Hay que hablar de otro partidazo de Nacho Gutiérrez, amo y patrón de la mitad de cancha. Acompañado siempre del fútbol de Agustín Benítez, ambos ejes centrales de este conjunto.
Chicago eligió preferentemente los centros de pelota detenida para llegar al área rival, que fueron en su mayoría desarticulados por Ignacio Pietrobono y la más peligrosa fue un remate que pegó en el travesaño.
Es una gran noticia el regreso a la titularidad de Sánchez, que se mandó una apilada por la izquierda en el segundo tiempo, habilitando a Aquilino, que por muy poco no consiguió quebrar el marcador por intervención del arquero local.
Luego de una pelota regalada en la mitad de la cancha Moyano habilitó de gran manera al Topo Aguirre, que intentó picar la pelota por encima de la humanidad del uno, pero una vez más se hizo figura.
Terminó en empate y de esta forma continuamos en la quinta posición, siempre al acecho de los que ocupan los primeros lugares en la tabla, intentando dar el zarpazo para poder jugar la final o en todo caso una vez más disputar el retorno reducido que otorga el segundo ascenso.
Objetivo imperioso de esta institución.
Por: Martín El Lakkis
Fotos: Fausto Gómez / Lucas Kupersmid