“Al final del viaje partiremos de nuevo”
El Dragón cayó por 2 a 0 en Alta Córdoba frente a Instituto, en otro partido muy trabado y con mucho nerviosismo de ambos por lo que había en juego, un gol de otro partido le dio la ventaja al local a 5 del final de la primera etapa, en el segundo tiempo Defe controló el cotejo pero no logró llegar con peligro de gol al arco, cuando la semifinal agonizaba nos dieron el golpe de gracia, pagamos caro la superioridad en el Pasquale y no poder plasmarla en el resultado, de todos modos el dolor que se siente hoy es fertilizante para los sueños de mañana, DE PIE, que están mirando todos.
Difícil escribir con el golpe duro y tan cercano, en estas últimas semanas donde tanto costó dormir, hoy pudimos dormir mucho y bien. Así es, un mes en donde Defensores fue llamado “El matagigantes”.
Y se fue con la frente en alto en las semifinales.
Coqueteando con la Liga Profesional leí por ahí, haciendo ilusionar a nuestros amigos (nuevos hinchas), haciendo envenenar a nuestros enemigos, Defe, club de barrio, orgulloso y con estirpe espartana estuvo cerca de dar el golpe en la Primera Nacional.
Pero no sale de un repollo esto, eh. Hace dos torneos fuimos el mejor equipo del año, sacando más puntos que todos y viéndonos perjudicados por una pandemia mundial.
Después estuvimos a convertir un penal de jugar una posible final, y luego quedamos afuera en cuartos contra Quilmes.
La ola va, va, se rompe, se puede separar momentáneamente, pero la esperanza es eso que no tiene forma de ser exterminada. Y se las ingenia para que la vida, aun en sus momentos más tristes, merezca la utopía ser vivida.
Del partido podemos decir que fue muy parejo y que la respuesta más eficiente debería estar en que Defe no convirtió el o los goles que mereció en la ida, ante 10 mil dragones, e Instituto si los hizo de local. Pretender 3 clasificaciones seguidas, de visitante, frente a estadios llenos contra equipos que multiplican nuestro presupuesto era tentar demasiado al azar.
En materia de análisis hay que decir que este equipo se ganó un lugar ya en el inconsciente colectivo de la familia defensorista. Sabemos que soñar trae buena suerte, y que sino morimos todos juntos y de pie. Y que siempre es mejor no rezar solo.
La inquebrantabilidad de el Chino Monllor, la fiereza de Mottes y Centurión, el empuje y desbordes de Nico Álvarez y Rodrigo Mazur. El siempre polifuncional Levi y el Indio Goux acompañando al grupo. El último espartano.
Río y Solé mandando en mitad de cancha, las gambetas de Sánchez y el motor del equipo y figura del torneo Agustín Benítez.
¿Qué decir de los de arriba no? Olivares, Aguirre y Benegas la pesadilla de las defensas, destruyeron a All Boys en Floresta y a San Martín en Tucumán. Y redujeron a Instituto a hacer tiempo en el Pasquale y convirtieron en figura a su arquero esa tarde/noche inolvidable por el marco y la ilusión.
¿Qué es Defe? Algunos dirán que compadrea al olvido.
“Brindo por la victoria, por el empate y por el fracaso”
Esto es un proceso y como tal, sana, nos educa, pero también duele y nos manda al infierno cada tanto. Nadie puede pretender tocar el cielo con las manos sin tener riesgo de caer al bajo fondo. Las rosas de las espinas.
Recordemos que 37 equipos arrancaron con el mismo sueño y llegamos a quedar entre los 4 mejores. Recordemos que Defe solo había disputado un partido de esta jerarquía en el año 84.
Y aunque casi esté lleno el vaso con la sangre de otra herida, las cicatrices nos recuerdan donde dolió, pero también donde sanó, y sobre todo donde soñó. Y que nos lastimamos porque volveremos a soñar.
El que no sueña no se decepciona, pero tampoco duerme bien.
Créanme que el día ese está cerca. Más que nunca. Créeme defe créeme.
Anda a dormir Defe, que me hiciste el hincha mas feliz del mundo.
Por: Martín El Lakkis
Fotos: Andrés Renaudier