En una noche encantadora el Dragón derrumbó por 2 a 0 a San Martín de San Juan, rival directo en la lucha por el segundo ascenso, en un partido parejo Defe golpeó duro en los finales de cada tiempo, tuvo garantía en Monllor y tiene a Maravilla Olivares en nivel top 3 del campeonato, los goles los marcaron Mottes (¿cuándo no?) y Baiardino, como siempre. Que pase el que sigue.
Durante el primer tiempo la visita logró tener chances muy claras que no fueron aprovechadas al chocarse con Mariano Monllor. La dupla de centrales viene intratable.
El fútbol nace por supuesto de los botines endiablados del número 10 amo y señor de cada enganche, decide para dónde se juega, vuelve loco a sus rivales, difícilmente erra un pase y encima las corre todas y aparece incluso a veces hasta en posición de cinco, tirado atrás, para marcar y recuperar pelotas.
Cuándo se les presenta el panorama las paredes que tiran los dirigidos por Pablo Frontini rompen cualquier defensa, así de esa forma llegó una infracción en el área en la que el juez no vio penal.
Por su parte San Martín que marchaba con lo mismos puntos que nosotros, pero dos puestos arriba, estrelló un tiro en el palo, que recorrió la línea y salió mansa de milagro. Un cabezazo de Benegas careció de dirección.
Triangulando y yendo a buscar incluyendo sus laterales que vienen rindiendo de gran manera, de primera, se ve la idea de juego del director técnico.
La apertura de el marcador se dio con un golazo, enganche mágico de Olivares y su remate es tapado por el uno que da rebote, patea el Topo, el rebote lo cabecea Centu habilitando a Mottes que de chilena mandó la bocha por arriba del arquero. Golazo, delirio y sana costumbre. En el momento justo.
En el segundo tiempo la visita con menos ideas iba necesitado a buscar el empate.
Una de las grandes virtudes que viene esgrimiendo defensores para imponerse llevando ya 12 partidos enteros sin perder, es la solvencia defensiva y el sacrificio que demuestran cada uno de sus jugadores.
Está claro que el equipo continúa teniendo defectos, errores y que nada es color de rosa, pero realmente se ve un grupo sólido, con la flechita para arriba, las pelotas de los rivales que si entraban ahora pegan en los palos y no entran, las nuestras que no entraban ahora hasta de pirueta de los defensores.
El partido siguió con su curso hasta que una vez más Juan Ignacio Baiardino robó una pelota en mitad de cancha en el último minuto y definió de globito para delirio de todo el Juan Pasquale y barrios aledaños. Hasta Palermo sonó el grito de guerra.
A falta de nueve fechas para el final y ya habiendo quedado libre, la chance se engrandece de viajar en el tren del reducido, que tiene destino final a la Superliga Argentina de fútbol.
Un sueño del que nunca renunciamos, yo defe un día no voy a estar, sin embargo de mi pecho nadie arrebatará estas alegrias.
Arriba Defensorista.
Por: Martín El Lakkis
Fotos: Andrés Renaudier / Fausto Gómez