En una mala noche el Dragón cayó por 3 a 1 en tierras cuyanas, Independiente Rivadavia golpeó en los momentos justos, en el segundo tiempo Defe no contó con muchas chances claras para llegar al empate, hasta que un gol en contra mató las ilusiones, un golpe duro que sin embargo no debe calar hondo en el ánimo, el lunes recibimos a Ferro en el Pasquale y el sueño vuelve a rodar.
Durante la primera parte fue el conjunto local el que tuvo un poco más de iniciativa llegando a incomodar a la defensa rojinegra, cuando Defe empezó a hacer pie llegó el baldazo.
Después de un córner sacado cortito y rápido el centro certero encontró la cabeza de uno de los centrales que marcó el quiebre del marcador.
No conforme con esta ventaja los azules continuaron estando en campo rival, mientras Defe intentaba, con un muy buen partido de Benítez, asociarse en mitad de cancha para poder lastimar.
Una buena jugada en equipo logró posicionar a Luque para tirar un centro de la muerte, que fue impactado por Iván Sandoval, pero por desgracia rebotó en un defensor y se fue al córner.
En una jugada aislada Independiente marcó el segundo gol sacando una ventaja demasiado generosa.
Al minuto y tras una asistencia de Benítez para Álvarez, el número cuatro centró la pelota, la frenó como los que saben Maxi Centurión y lo acomodó junto a un palo.
En el segundo tiempo el desempeño del equipo de Pablo Frontini no fue el mejor, le costó mucho generar peligro, salvo por alguna situación aislada el arco rival no se vio casi en peligro, para colmo de contraataque y con un gol en contra la Lepra liquidaba el pleito.
Dolorosa derrota, una muy buena actuación de Monllor salvó también la valla en algunas ocasiones.
Un torneo bravo y largo que va a saber de alegrias y sin sabores pero que nos encontrará como en cada juego con el corazón en la mano corriendo detrás de cada pelota.
Por: Martín El Lakkis
Fotos: Prensa Independiente Rivadavia