Con las alas remendadas los dirigidos por Fabián Nardozza deben levantar cabeza lo antes posible y con el aliciente de seguir escalando en la tabla para obtener un lugar de privilegio en el reducido.
El juego que terminó en derrota en Junín sirvió para mostrar el temple de un equipo que aparte de duro y aguerrido, juega por abajo cuando puede y busca quebrar el marcador como un perro de presa.
Tras crear dos chances de gol clarísimas y verse abajo en el marcador, cuando sacó del medio todo el conjunto fue entero a buscar con la lanza en la mano el empate a como dé lugar.
Un gol sacado en la línea y un penal malogrado son jirones que quedan en el camino pero que riegan las escaleras para seguir subiendo y soñando.
El marcador dibujó un resultado que no tuvo nada que ver con el desarrollo y con la forma de encarar un partido definitivo, dejando el alma en cada jugada y siendo protagonista acorralando al kiwi en su propio arco.
Borrón y cuenta nueva para estos muchachos y cuerpo técnico que se merecen sostener la confianza hasta el final, creyendo que la luz al final del túnel es el trabajo en conjunto y no claudicar nunca hasta el minuto final.
El que abandona no tiene premio y tenemos hambre de gloria.
VAMOS DEFENSORES!
Comentarios