Como un vendaval empujado por la partida física del Diez, Defe fue un torbellino de furia y buen fútbol, toquetéo de primera y oportunidades de gol animaron el cotejo en su inicio.
A los 11 minutos la pelota impactó dos veces en el travesaño, de manera increíble el balón rebotaba en la línea y en la segunda caprichosamente salía disparada para afuera.
Goux y Benegas se lamentaban, con ellos lo hacíamos todos y todas.
Con buen ida y vuelta de sus laterales el local insistía y quebraba las filas rivales haciendo figura al arquero que le sacó otra pelota imposible al 9 que disparó a quemarropa de volea.
También gimnasia tenía las suyas y Sebastian Giovini se hizo de acero. Firmeza de Martínez Montagnoli y la movilidad del mediocampo eran los motores.
En el segundo tiempo el juego perdió velocidad ante las altas temperaturas y el poco o nulo rodaje futbolístico del año. Las corridas del Topo a espaldas de los centrales fueron lo mejor y más claro que ofreció el equipo. Llegó a estar en dos ocasiones mano a mano pero la puntería errada. El arquero le dijeron que no.
Del otro lado Cristian Llama se hacía eje y figura de su equipo, hacia jugar, gambeteaba, y sus remates al arco preocuparon de afuera del área siempre al rojo y negro.
Cerca del final del partido la visita se descontroló y terminó con dos jugadores menos, una patada alta y un codazo fueron motivo de expulsión por parte del árbitro.
El dragón arrinconó a su rival como en el principio del partido y gimnasia se defendía como podía y aguantaba, rogando que llegue el final.
A puro centro y boleadora con Goux de 9 se buscó el triunfo pero no se dio la victoria. Faltó dinamita en los últimos metros.
Se viene el partido del año contra San Martín, de local, imprescindible será obtener los 3 puntos para seguir aleteando en el cielo de este sueño.
Crónica dedicada a Diego Armando Maradona, quien como vecino del barrio en algunos años ha llegado incluso a sentarse en la platea del Pasquale a mirar un partido de los nuestros.
En la semana de su ida a la eternidad, el pueblo defensorista y cada persona que se sintió querida por él son hoy jirones que el astro deja para conseguir entre todos un futuro mejor. Sobre todo para los que menos tienen.
Por: Martin El Lakkis (@lapasionrojayne)
Fotos: Andrés Renaudier (@andresrenaudier)
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