La noche perfecta. Tan perfecta como impensada. Ni la creatividad de Eduardo Sacheri podía haber diseñado en el amplísimo terreno del imaginario, una noche tan maravillosa como conmovedora.
El escenario se presentaba complejo, pero vale decir, favorable para Defensores. Por historia (aunque ya nadie gana con ella), por localía, por marco y sobre todo, por un plantel con el oficio y el coraje como bandera, la sensación previa era que el Dragón estaba ante la gran oportunidad de volver a jugar en la B Nacional luego de 13 años.
Y así se dió, pero todo lo que en la previa se imaginaba como aspectos favorables, se desvaneció cuando allá por los 20 minutos, la visita se puso en ventaja con un derechazo tremendo de Manzur, que se hizo imposible para el tano. El equipo sintió el impacto de encontrarse abajo en el marcador en un partido decisivo y tardó un rato en acomodarse. Afuera, mientras tanto, la sensación de sorpresa y desencanto se apoderaba del estadio.
Defe empezó a mostrar una reacción en los 10 minutos finales del primer capítulo, donde ya comenzó a adueñarse del balón y a llenar de centros el área de un seguro Pietrobuono. Al menos, el rojinegro se iba al descanso con la sensación de haber asumido el impacto del 0-1.
Para la segunda mitad, Nardozza decidió el ingreso de Miranda por Benítez. El topo se retrasó unos metros para arrancar como volante y el pájaro fue a acompañar a Pancho Vazzoler en la delantera. El Dragón salió con mucha decisión al complemento, en el primer tramo de esa etapa acorraló a la UAI contra su área, pero careció de profundidad, por falta de ideas, por nerviosismo y por sobre todo, por un rival que se replegó con mucha gente y un campo de juego en malas condiciones.
Ese asedio fue mermando con el correr de los minutos, en especial cuando la visita dispuso el ingreso de Isaac Suárez quién se adueñó del balón y le dió respiro al furgón. En los últimos 15 minutos, el capitán Luciano Goux tomó la lanza y fue a ubicarse como delantero. Defe, que ya había tenido un mano a mano en los pies de Miranda, tuvo una ocasión clarísima en la cabeza del capitán, que rebotó contra el palo izquierdo de Pietrobuono.
Daba la sensación que en esa ocasión clarísima, se le había esfumado al local la chance del empate. Sin embargo, el destino tenía guardado un capítulo épico para esta final. En el minuto 47, Anconetani tomó la decisión de ir a buscar el cabezazo en el área rival. Quiroga ejecutó un buen centro desde la esquina, el Tano se suspendió en el cielo para peinar la bola en el primer palo, y el Pájaro Miranda la empujó en el segundo palo, para desatar una locura inigualable. Defe lograba la hazaña del empate y mandaba la definición a los penales.
Y allí, hubo otra oportunidad para que Anconetani, siga transformando la noche en su noche. Una jornada que quedará tan marcada en la historia de Defensores, como en la memoria de un arquero que se despidió del fútbol de una forma inmejorable y grabó para siempre su nombre en el selecto grupo de ídolos rojinegros.
Defe no había terminado de sufrir. Porque también debió remar desde atrás en la definición por penales. Estaba 1-2 tras un penal fallado por Vazzoler. Y ahí apareció él, el superhéroe de la noche de Núñez. Anconetani se hizo inmenso para atajar dos penales consecutivos y dejar la definición en los pies de Miranda. El pájaro, que ya transitaba una noche épica tras el gol agónico del empate, ejecutó de manera magistral para decretar el ascenso de Defe a la segunda categoría del fútbol argentino.
De ahí en más, todo fue emoción, llantos, algarabía y un festejo descontrolado, precipitado por una definición tan angustiante como maravillosa.
El ascenso, no puede ser visto como el resultado de un buen año deportivo. Es sin dudas la consecuencia de un proceso de 5 años de buenas decisiones, desde afuera hacia adentro, que contaron con el aporte invalorable y fundamental de la columna vertebral. Esa de que supieron formar parte varios protagonistas, pero hoy se resume en 4 intérpretes: Anconetani, Goux, Sosa y Enrique. O para nosotros, el Tano, Dioux, Juan y el Rey Fernando.
Será difícil que podamos volver a disfrutar alguna vez, de jugadores que nos representen tanto dentro del campo de juego. Como reza el himno en la techada «Que lo llevan adentro, cómo lo llevo yo».
Gracias a todos los que hicieron este sueño posible. Fabián Nardozza y su cuerpo técnico, jugadores y comisión directiva. Nostros, los hinchas, disfrutaremos esto por muchísimo tiempo. A la memoria de todos los Dragones que alientan desde el cielo, a la memoria de Fernando, a quien nadie le devolverá la vida, pero hoy, entre todos, devolvimos a Defe al lugar donde él lo vio irse aquella tarde negra.
Esto es Defensores, que la fiesta sea interminable.
Por: Cristian Pasquale (@Cristpasquale)
Fotos: Andrés Renaudier (@andresrenaudier) / Lucila Maisuls (Facebook: Lucila Maisuls Fotografía)
Compacto de goles
Definición por penales con el relato de Cristian Pasquale
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