El reloj marcaba las 20hs del viernes y Defe saltaba al Juan Pasquale para recibir a Riestra. La derrota en Casanova y la fecha libre no habían resultado tan costosas para el Dragón, teniendo en cuenta los magros resultados de los equipos que pelean arriba, a excepción del imparable líder Morón.
La necesidad de sumar de a tres, tenía como consecuencia no alejarse tanto del puntero, y sobre todo, estirar la brecha con el tercero. En especial teniendo en cuenta que el adversario, era uno de los conjuntos que viene peleando en la zona alta.
La noche arrancó esquiva, ya a los 3 minutos, un tiro libre muy bien ejecutado por Bravo, superó la estirada de un sorprendido Anconetani y marcó la primera diferencia del partido.
A partir de ahí, el juego se acomodó a pedir de la visita. El equipo del Bajo Flores replegó las dos líneas de 4 para defender bien metido en su campo, y dejó a Ortiz y Benítez arriba para intentar lastimar en alguna contra.
Defe por su parte, se cargó la responsabilidad del encuentro. Repitiéndose incansablemente por la banda derecha, que de todas formas siempre le rinde frutos, intentó (y logró) llegar muchas veces al fondo. Enrique, Podestá, Aguirre y por momentos Sosa, se juntaron por esa franja para vulnerar la numerosa defensa visitante.
¿Que le faltó al Dragón para llegar al empate? La puntada final, un defecto ya repetido, que no se logra pulir. Soriano lució desconectado del resto de las líneas y casi resignado ante la presencia física de los centrales de Riestra. Aguirre retrocede para hacerse eje del juego, y Baima pisa poco y nada el área. Como consecuencia de todo esto, Defe elabora bien, pero pocas veces logra plasmarlo en resultado.
Una muestra de esto es que el Dragón sumó más de 10 tiros de equina. El conjunto de Fito Della Picca insistió, tuvo paciencia y por momentos fue profundo por los costados, pero no encontró terminación dentro del área.
El desarrollo del juego fue progresando a medida que la impotencia del local se acrecentaba. Los ingresos del banco no fueron solución. Lucas Buono se encontró con una dupla de gigantes que supieron controlarlo, Ereros que amenazó a hacer daño como extremo, rápidamente se tiró al medio y terminó haciéndole sombra a Aragón, y Ciccolini (fue bueno verlo de vuelta) puso empeño pero tuvo pocos minutos.
La expulsión de Nadal (correcta, más allá de la flojísima noche de Vigliano) fue el punto final para la ilusión de un empate más basada en el corazón del equipo, que en el juego que pudo desplegar.
Defe volvió a chocar con algunas falencias que ya venía evidenciando. Della Picca ha intentado variantes, pero jamás pudo encontrar un volante izquierdo que pueda rendir (Dubini pintaba para hacerlo y tuvo una lesión importante), Baima no siente esa función y se encima con Aragón. Aguirre lo hizo bien, pero rinde mejor de punta, y el déficit en esa zona cada vez es más profundo. Sumado a lo ya dicho en cuando al centrodelantero, la carencia de gol vuelve a ser una pesadilla.
Quedan nueve partidos para seguir buscando alternativas, y mientras tanto, la cabeza estará en no perder terreno en la tabla, de cara a un reducido que parece ser el objetivo de máxima, por la ventaja que ya sacó el puntero del campeonato.
Lo positivo es que la revancha está muy pronto. Defe visita el martes a Tristán Suarez, con las bajas de Soriano, que llegó al límite de amarillas y Nadal, que fue expulsado. Habrá que levantarse pronto para evitar que estos nubarrones, se conviertan en una tormenta.
En una noche esquiva, Sosa, Goux, Enrique y Podestá empujaron a un equipo que chocó contra sus propias limitaciones, aunque sin dudas lo mejor de la noche, fue el mensaje que el plantel dejó marcado a fuego en esa bandera que desplegó al salir a la cancha: “El único lugar para un genocida es la cárcel común, Defe no olvida”. Una frase que podría resumir el orgullo de ser hincha de Defensores.
Por: Cristian Pasquale
Fotos: Andrés Renaudier
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