En el estadio Juan Pasquale en un partido donde hubo de todo defensores se alzó con 3 puntos vitales, se acomoda en el segundo puesto reiventandose así mismo una vez más, y consiguiendo una victoria en la agonía del partido que lo mete en «el quilombo» de los que peléan arriba.
El local con la sabiduría de un viejo boxeador salió a buscar a su rival apenas comenzó el partido, iba por izquierda, por derecha, por el centro, combinaba y desbordaba los laterales triangulando. Desperdició varias chances de gol en un primer tiempo que lo tuvo ejerciendo prácticamente un monólogo.
Leo Baima inquietando con su pegada característica obligaba al arquero a dar rebotes y llegó a posición de gol tras una asistencia exquisita de Franco Aragón, de gran primer tiempo, en donde hizo pasar de largo a su marcador acomodándose para su mejor perfil, pero el arquero visitante de buen partido le ahogó el grito.
Defe avisaba por todos lados, pase de Aguirre a espalda de los defensores para la llegada limpia de Podestá, una costumbre del número 4 de tocar y ganarle la cuerda a sus rivales, el 4 tira el centro de la muerte que es desviado al córner. A los 20 minutos fue uno de los tiros libre de Baima, tras el rebote que dejó el arquero, la figura de su equipo, casi convierte el «topo».
La primera alegría de la tarde llegaría después de un centro de Baima que fue peinado por Aguirre golpeando en el palo y aterrizando en el gol. Después de la conversión pudo haber ampliado la ventaja pero uno de los puntos para seguir trabajando es la definición.
En la segunda etapa la situación delicada de talleres con el promedio lo obligó a salir de la cueva, y tener algunas aproximaciones, llegó al empate por intermedio de un polémico penal y no hizo mucho más. Por el lado del local tuvo una muy clara Juan Ortiz López, que dio en el travesaño.
Se escapaban dos puntos vitales de local y habiendo creado muchas situaciones de gol ante el último de la tabla, Fito movía el banco, a la cancha mandó a Dubini, Soriano y Buono, en ese orden. En los minutos finales Soriano tuvo una chance, pero el poste se encaprichó otra vez y parecía que Defe se quedaba con el gusto amargo.
Cuando el partido llegaba a su final, vuela una pelota larga que va a buscar el incansable Lucas Buono, guapea cuando casi todos estaban resignados, gana la posición con el cuerpo, mete el centro de rastrón al corazón del gol y la termina empujando Eloy Pereyra, el número 4 de Talleres.
Como contra Morón sobre la hora, en ese mismo arco, y para más emotividad aquel 3 a 2 cuando el partido se moría, en Libertad frente a Midland que a la larga terminaría dándole el ascenso al Dragón. El espartano que inventó su propia leyenda, se esculpe así mismo una vez más, demostrando que no todos los super-héroes usan capa.
Por obra y gracia de el jugador más humilde de su plantilla, Lucas, el antihéroe menos pensado al que todos aman, Defensores trepó al segundo puesto de la tabla y enfrenta al puntero en el oeste, en un duelo que sabe de revanchas y traiciones, a por ellos.
Por: Martín El Lakkis
Fotos: Andres Renaudier
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