Este pequeño texto, que debía ser una crónica más del andar de nuestro querido Defensores de Belgrano en el campeonato de Primera B 2016, lamentablemente se asemejará más a una nota de la sección policiales de cualquier matutino argentino.
Apenas se jugaron 25 minutos ayer en Escalada, cuando comenzó la balacera en la calle que da a la puerta principal del club. Desde el sector donde estábamos nosotros se escuchaban gritos, anticipando corridas en las zonas aledañas, disparos y piedrazos que no cesaban, y hasta hubo un patrullero incendiado detrás de la popular local. Luego nos enteramos que todo habría sucedido porque un grupo de hinchas de Talleres quisieron ingresar al estadio sin entradas, y la policía “no tranzó” con ellos y su accionar. Bajo estas circunstancias, el árbitro Pablo Dóvalo acordó con los capitanes de los dos equipos que así no se podía seguir, y el partido fue suspendido.
Si tengo que decir algo del partido, aunque suene o parezca totalmente innecesario (en parte lo es), Defensores le jugó bien a un equipo que pregona el buen trato del balón y que siempre va a intentar salir jugando desde el fondo. Con esto sabido, el equipo de Della Picca se plantó en el campo de juego dispuesto a ejercer una presión alta que les impida a los de Aldirico moverse cómodos con la pelota, pero cuando el encuentro comenzaba a encaminarse los incidentes hicieron imposible el desarrollo normal de un partido de fútbol.
Mi solidaridad para los laburantes de Prensa de Defe, Andrés Renaudier, Gonzalo Scorcelli y Cristian Pasquale, que cuando fueron a buscar sus autos se encontraron todos con los vidrios rotos. Laburantes que hacen esto sin cobrar un peso, y poniendo siempre de su bolsillo para llevarle al hincha de Defe una cobertura que merece, tendrán que arreglar sus vehículos con su propio dinero.
Mientras tanto nos siguen robando el fútbol.
Por: Agustín Díaz
Fotos: Andrés Renaudier
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