Punto cero
Domingo 18.30 horas, el Bajo nos convocaba para la tercera presentación de Defe en el campeonato. Atrás habían quedado el empate del inicio, con sensaciones encontradas, y el soporífero 0-0 con Riestra de la segunda jornada.
Presumíamos, y teníamos la esperanza, de encontrarnos con el partido del despegue. Más allá de que enfrente estuviera el siempre complicado Armenio, que también venía con un flojo arranque de torneo.
El desarrollo de los 90 minutos no estuvo ni por asomo a la altura de las expectativas. Defe tomó tímidamente la iniciativa en la primera mitad, y se arrimó con algunos envíos aéreos o a partir de la inteligencia de Soriano, a quién su jerarquía le permite fabricarse sus propias chánces, aún en una pobre producción colectiva.
Sin embargo, y a pesar de esa tímida iniciativa local, las dos mejores chánces en esa primera parte fueron de la visita. En especial, una que comenzó con un error del Dragón en la salida y terminó con un mano a mano que falló increíblemente un delantero rival.
En la segunda etapa poco cambió. El elenco visitante decidido dar un par de pasos hacia atrás y dedicarse a defender y a que se jugara lo menos posible. Defe, por su parte, jamás le pudo encontrar la vuelta al partido y careció de ideas para vulnerar la resistencia de Armenio, que no pasó demasiados sobresaltos para conseguir el punto que vino a buscar.
Queda mucho por delante, y mucho más por mejorar. Es inocultable que Defensores ha cambiado muchos intérpretes para esta temporada y el ensamble lleva tiempo y trabajo. Sin embargo, un torneo corto entrega pocas oportunidades para prenderse si los de arriba estiran demasiado la ventaja en la cima.
Dicho esto, es claro que es muy pronto para exigirle al equipo que muestre un funcionamiento aceitado, o que ya esté a la altura de lo que se espera de este plantel. Aunque da la sensación que Defe necesita cambiar el chip. Ese equipo (2015) que conocía sus limitaciones y arriesgaba lo justo y necesario, hoy ha mejorado potencial y sustancialmente sus cualidades, por lo que deberá asimilar que hoy puede (y debe) arriesgar más, en busca del gran objetivo.
Que Villa Lynch sea la primera estación de un camino de victorias. Es el deseo de todos.
Por: Cristian Pasquale
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