Ariel Alejandro Groothuis, llegó a Defensores, para afrontar una parada difícil, jugar el torneo de Transición de la Primera “C” de 2014, con el objetivo único de lograr el ascenso.
En su carrera fueron muchas las casacas que defendió, desde su debut en el primer equipo de Chacarita Jrs en 1998/99: Ferro Carril Oeste, Independiente Rivadavia (Mendoza), Defensa y Justicia, All Boys, Tigre, Tres de Febrero (Paraguay), Platense, Defensores Unidos (Zárate), Racing (Olavarría), General Paz Juniors (Córdoba) y Deportivo Laferrere. Su ubicación en la cancha ha sido siempre la de zaguero central, y en las primeras fechas del Torneo de Transición, formó parte de la zaga defensorista junto a Luciano Goux.
Una lesión sufrida durante el primer tiempo del partido con Deportivo Riestra, jugado en el Bajo Flores, obligó a su reemplazo por Miguel Barbieri, quien con el correr de los partidos se adueñó del puesto de segundo zaguero central.
Sin embargo, en los momentos definitorios del campeonato, en Remedios de Escalada, Barbieri fue expulsado frente a Talleres (para peor junto a Luciano Goux, su compañero de zaga), y el veterano Groothuis fue el encargado de cubrir la plaza dejada por Barbieri en los siguientes partidos, los dos últimos del torneo, frente a General Lamadrid y Midland.
Quiso el destino que fuera precisamente Groothuis quien diera a Defensores el triunfo en Villa Devoto, frente a Lamadrid, en un partido cerrado, en el cual el rival no tenía nada que perder. Fue tras conectar un preciso centro de Nahuel Fioretto, con un certero cabezazo de pique al piso, que no pudo controlar el arquero local, Nahuel Valiñas. Fue este el único gol convertido por Groothuis con la casaca roja y negra.
Simultáneamente, lejos de Villa Devoto, en el Doque (donde el Sp. Dock Sud tenía preparados los festejos y había logrado se le redujera la suspensión de su cancha, de cinco a un solo partido), el local no podía derrotar a Talleres, con lo cual desaprovechaba una oportunidad única para llegar a la última fecha como líder del torneo.
El festejo del gol de Ariel Groothuis quedó inmortalizado en la fotografía adjunta, que permanecerá sin dudas en la Historia del Club, y en la cual, el zaguero (perseguido en el festejo por Lucas Buono y Alan Giménez) muestra en su rostro el gesto de furia tras conseguir el gol del triunfo.
Fue quizá el gol del campeonato. El gol logrado en el momento decisivo. Aquel que nos dejó a un paso de la gloria. La gloria que se vería consumada días después en el Bajo Núñez, con un holgado triunfo frente a un juvenil Ferro Carril Midland.
Groothuis no ha sido de los jugadores que más veces ha integrado nuestro primer equipo (12 veces en 2014 y 4 en 2015), pero uno de aquellos que siempre ha cumplido cuando fue requerida su presencia. Por esas cosas que tiene la vida, su paso por el Club será inolvidable para los defensoristas.
Con el correr de los años, muchos recordarán aquel gol y la implicancia que tuvo en el destino posterior de Defensores, tanto en su vida futbolística como institucional. Muchos tendrán que aprender a pronunciar el apellido difícil de aquel jugador que a pesar de su breve paso, será un símbolo “del grito sagrado”, del grito de gol, del gol de un triunfo inolvidable.
Por: Javier Bava
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