CUENTA REGRESIVA
Llegamos a la famosa “recta final”. Después de un año muy largo y de 36 batallas futbolísticas con diversos matices, el campeonato ha entrado en zona de desenlace.
Defensores de Belgrano es escolta del líder Brown a tan sólo 2 unidades, cuando quedan 18 en juego. La derrota en Villa Crespo que tanto nos golpeó y nos hizo entrar en un mar de dudas respecto del objetivo final, ya quedó enterrada, porque una vez más, este plantel demostró el temple que nos tiene acostumbrados, sumado a ratos de juego, con la vuelta de un elemento vital como es Nahuel Fioretto, se hizo de 3 puntos fundamentales en el Juan Pasquale, y volvió a dar síntomas de estar entero.
La primera de las seis estaciones que nos separan de la terminal es Munro, un reducto que se visualiza complicado, porque se trata de un estadio chico, que no está en las mejores condiciones y ante un rival que está peleando punto a punto su permanencia en la categoría. La pica generada entre ambas instituciones después de aquella decisión de la dirigencia tricolor de licenciar a su plantel para que Defe perdiera la categoría, le ponen al encuentro un ingrediente más. Es redundante hablar de la trascendencia del encuentro, ya que cada uno de los que queda así lo serán, pero en este caso, una victoria fuera de casa llegaría con el plus de saber que el encuentro ante Brown, lo pondrá a Defe ante la chance de volver a ser el único líder
del campeonato.
De todas formas no es cuestión de aventurarse, primero hay que enfocarse con todas las energías en el encuentro del domingo. Colegiales, el rival de turno, viene en franca levantada futbolística, pero sobre todo la ha cristalizado jugando en condición de visitante. En su casa, le cuesta más, se trata de un equipo joven con dinámica que da la sensación de sentirse más cómodo en reductos amplios. A Defensores, en contraposición a eso, le resulta mucho más favorable jugar en estadios reducidos, por su firmeza a la hora de juntar líneas, la posibilidad de aprovechar la buena pegada de varios de sus hombres y la gran fortaleza en el juego aéreo. La ansiedad y los nervios son sensaciones inevitables cuando se llega a estas instancias. Sin embargo, cuando nuestro destino está en manos de un plantel que ha sacado pecho en mil batallas, esos sentimientos se matizan con la percepción de que el final será el que todos soñamos.
Por: Cristian Pasquale
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