¿Y ahora qué?
En ese interrogante de sólo tres palabras, podrían resumirse la gran cantidad de preguntas qué uno como hincha de Defe se plantea cuando imagina todos los desenlaces posibles que pueden darse en el torneo, con el deseo uniforme, de que ese final nos encuentre en la B Nacional.
Tras 32 partidos disputados, las versiones futbolísticas de Defensores han sido diversas, los momentos del campeonato también y el andar de los rivales no ha escapado tampoco a esta lógica.
Sin embargo, y para empezar a darle respuesta a tantos interrogantes, se puede afirmar que la esencia no ha cambiado.
El plantel conducido por Fito Della Picca ha sabido sostener (y potenciar) a lo largo del tiempo, las virtudes del equipo y conciente como nadie de sus limitaciones, se esfuerza para tratar de no dejarlas en evidencia, y encontrar alternativas que ayuden a maquillarlas.
Los puristas «neutrales» apuntan con vehemencia contra el estilo poco atractivo que plantea Defensores cada fin de semana. Parece, cuánto menos, poco feliz, no reconocerle méritos a un equipo que ha llegado a la fecha 32 como puntero del campeonato y que ha ostentado la cima en soledad, durante más de la mitad del torneo.
Sólidez defensiva, equilibrio, carácter, coraje y decisión, son algunas de las virtudes que el plantel rojinegro ha mostrado en reiteradas oportunidades.
Se sabe también, que en el debe aparecen otras, donde quizás la principal, pasa por poder generar mayor volúmen de juego y alcanzar un nivel más alto de contundencia.
Quizás el aspecto más positivo, observando lo que resta, es que Defe deberá enfrentar a sus rivales directos en la lucha por el título. Y si el campeonato dependiera sólo de esos cruces, personalmente me sentiría absolutamente confiado.
Da la sensación, que éste es un equipo hecho a medida para encuentros decisivos, y de un carácter probado, y forjado, en gestas heróicas.
La misión inmediata será lograr mostrar otra versión como visitante, cortar esa racha de 3 derrotas seguidas en esa condición, es inminente.
Para ello se presume fundamental, que el equipo asuma un rol protagónico, y se convenza, que también fuera del Pasquale, puede ser avasallante.
El final es abierto, la fé es enorme. En Adrogué hacen gala de su poder ofensivo, en el Bajo, de la firmeza y el coraje. Unos y otros confían en sus armas.
Soñemos Dragones, que argumentos sobran para pensar que a fin de año, podremos unirnos en otro grito.
Por: Cristian Pasquale
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