No es intención de las siguientes líneas desmerecer lo hecho hasta acá. Todo lo contrario, después de dos pésimas campañas, el meritorio quinto puesto de la actual entusiasma e invita casi al aplauso. Pero la idea ahora no es aplaudir, sino concientizar.
Concientizar a vos, hermano Dragón, que el martes a las 21,05 nos jugamos la primera gran final por la permanencia contra Barracas Central.
Ya sé que gritaste como loco el gol de Pablito Bueno contra Flandria y que te emocionaste cuando lo dimos vuelta contra Los Andes en la cancha de Quilmes. Pero lo del martes es otra cosa.
Falta menos. Dieciséis finales. La primera, el martes, contra un rival directo. Directísimo.
A los jugadores, sepan que la alegría y la tristeza de muchísima gente, muchísima de verdad, depende de lo que hagan sus pies, de lo que dictaminen sus cabezas y del corazón que pongan en el campo de juego. Dejen todo. Nada más. Jueguen bien o jueguen mal, pero dejen todo y ganen. No hay excusas ni grises ni puntos medios. Ustedes serán nuestros héroes o nuestros seres más odiados al final de la temporada, aunque no se lo merezcan.
A Fito Della Picca y su equipo de trabajo, gracias por todo lo brindado hasta acá. Yo no me olvido de los mil kilómetros de ilusión que nos llevaron a Mendoza, ni la final con Chicago, ni cuando le ganamos a Morón ni a Atlanta. Pero Fito, ahora, para vos también, esto es otra cosa. Te elegimos como capitán del barco para que nos salves. Y en el medio del mar, te volvemos a renovar la confianza. Hay que ganar. No te des el lujo de tirar por la borda todo lo bueno que hiciste hasta acá. Vamos al frente, a ganarlo. Otra no queda.
A los hinchas, que alentaron y mucho en las dos primeras fechas de local, redoblen la apuesta. Si viniste con dos amigos, ahora vení con cuatro. Reventemos la Techada de Dragones, copemos la del costadito y llenemos la platea de esperanza.
En los tiempos modernos que corren, donde las redes sociales pegan más que un buen diario o una tira de radio, es momento de difundirlo. De invitar a todos los hinchas del Club Atlético Defensores de Belgrano dispersos por el país y el mundo para que el martes estén presentes en el Juan Pasquale. Llenemos la cancha como en las finales contra Merlo.
Ya sé que es fin de semana largo y te vas a la costa: no importa, volvete el martes a la tarde y a la noche se parte de la fiesta. Ya sé que al otro día los pibes empiezan las clases y se tienen que levantar temprano para ir al cole: no importa, traelo y que empiece la escuela feliz al otro día. Y si tu mujer o tu novia te reprochan, traelas también. Sin discusiones.
Es el momento de estar todos juntos. Sin berretines, ni viejos rencores. A Defe lo salvamos entre todos. Ustedes, los jugadores y su actitud. Vos, Fito y tu planteo táctico. Y nosotros, los hinchas: los de siempre, los viejos y los nuevos. Los pibes y los señores. La barra y los plateístas. Todos juntos, no hay otra. Regalémosle al equipo un recibimiento digno de un equipo que juega una final, pidamos penales, orsai y todo lo que haga falta. Alentemos al final cuando falte poco y vayamos ganando 1 a 0. Pongámosmos al lado del Tano Anconetani para atajar lo que venga. Es nuestro tiempo y nuestro momento, seamos parte de la salvación de Defensores.
Cuando empezó el año se hablaba de que sólo un milagro podía hacerlo posible. Ahora ya no es tal. Estamos mucho más cerca. En un ratito empiezan Chicago y Morón, y mañana Flandria, Villa Dalmine, Merlo y todos esos… Me tiemblan las manos adelante del teclado… Es realidad… Es palpable… Defe se puede salvar. Es posible. Empecemos el martes y lo salvamos entre todos.
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