No sirve este empate porque no se le descuenta a los de arriba y ya nos pasó el humilde Comunicaciones. No sirve porque fue en el Juan Pasquale. No sirve para ser protagonista. No es negocio, no es alegre. Sirve si Griffo fue figura. Sirve si no ganaron Barracas ni Moron, ni Temperley. Sirve si al menos se sumo de a uno, pero sigue sin ser alegre.
Esta es la ciclotimia que nos despierta el equipo y que inspira el título de esta crónica, o quizá catarsis.
El triunfo ante Almagro despertaba la ilusión de una nueva racha; pero Brown, lejos de ser aquel Tricolor ingenuo, dadivoso y desprolijo, complicó en todo momento y se llevó un meritorio empate.
Reincidieron las fallas habituales: la pelota parada, los pelotazos crónicos divididos y la timidez (austeridad?) para definir los encuentros. Se reiteraron los méritos: la defensa, la creciente seguridad de Griffo, la obligación constante de Coria y aquellos esporádicos momentos de buen juego.
De cal y de arena. Blanco y negro. Campeón o nada?. Esta ciclotimia debe cesar de inmediato. Defensores ha demostrado que tiene la materia prima de un animador, y sus dudas no lo ponderan como un elenco débil. La tarde de Núñez invitaba al triunfo, y Defe lo sedujo en el momento en que Alberich abría el tanteador. Ya con la visita adelantada y desprotegida en la contra, los espacios se generaban por decantación. Pero Defe no fue punzante, Santibañez estaba llamado a comandar la definición y no encontró el tiempo ni el lugar donde ejecutar su misión. Minadevino y Fabbro sí pudieron interpretar las intenciones de Vicó y así encontraron ese empate que podría haberse leído como previsible. Si la formula es: equipo que gana por un gol se retrasa y se repliega, mas equipo que pierde se adelanta y arrincona a su rival, la probabilidad de triunfo es considerablemente menor a la del empate.
Defensores lo tuvo a su merced, le había encontrado la vuelta al partido y hasta lo supo controlar con tranquilidad, pero quizá la comodidad de esas premisas lo traícionaron.
Vale, mas allá que resulte cómico, citar un pasaje de la zaga de «Harry Potter 2» cuando su protagonista decidé enfrentar a su rival, una cobra gigante, y lo vence con una demostración de fidelidad a su fuerza. Allí el gran Maestro de la Magia, «Dumblendore», le dice a Harry: » No son nuestras habilidades las que demuestran quienes somos, sino nuestras decisiones».
El Dragón tiene todo. Un cuerpo técnico de excelencia, un plantel acorde a las circunstancias y una posición aún envidiable en la tabla. Y no es por casualidad, sino porque aún estan encendidas las brasas de ese fuego de la primera parte de la temporada. Ahora solo resta que tome la decisión de ser ese protagonista que todos ya hemos descubierto en su potencial. Y se está a tiempo.
Federico Medina
prensa@defeweb.com.ar
Reincidieron las fallas habituales: la pelota parada, los pelotazos crónicos divididos y la timidez (austeridad?) para definir los encuentros. Se reiteraron los méritos: la defensa, la creciente seguridad de Griffo, la obligación constante de Coria y aquellos esporádicos momentos de buen juego.
De cal y de arena. Blanco y negro. Campeón o nada?. Esta ciclotimia debe cesar de inmediato. Defensores ha demostrado que tiene la materia prima de un animador, y sus dudas no lo ponderan como un elenco débil. La tarde de Núñez invitaba al triunfo, y Defe lo sedujo en el momento en que Alberich abría el tanteador. Ya con la visita adelantada y desprotegida en la contra, los espacios se generaban por decantación. Pero Defe no fue punzante, Santibañez estaba llamado a comandar la definición y no encontró el tiempo ni el lugar donde ejecutar su misión. Minadevino y Fabbro sí pudieron interpretar las intenciones de Vicó y así encontraron ese empate que podría haberse leído como previsible. Si la formula es: equipo que gana por un gol se retrasa y se repliega, mas equipo que pierde se adelanta y arrincona a su rival, la probabilidad de triunfo es considerablemente menor a la del empate.
Defensores lo tuvo a su merced, le había encontrado la vuelta al partido y hasta lo supo controlar con tranquilidad, pero quizá la comodidad de esas premisas lo traícionaron.
Vale, mas allá que resulte cómico, citar un pasaje de la zaga de «Harry Potter 2» cuando su protagonista decidé enfrentar a su rival, una cobra gigante, y lo vence con una demostración de fidelidad a su fuerza. Allí el gran Maestro de la Magia, «Dumblendore», le dice a Harry: » No son nuestras habilidades las que demuestran quienes somos, sino nuestras decisiones».
El Dragón tiene todo. Un cuerpo técnico de excelencia, un plantel acorde a las circunstancias y una posición aún envidiable en la tabla. Y no es por casualidad, sino porque aún estan encendidas las brasas de ese fuego de la primera parte de la temporada. Ahora solo resta que tome la decisión de ser ese protagonista que todos ya hemos descubierto en su potencial. Y se está a tiempo.
Federico Medina
prensa@defeweb.com.ar
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