Y el canto o el aliento de la afición no siempre guarda una fiel relación con lo que sucede dentro del campo del juego. La expresión del hincha fue evolucionando y cambiando con el tiempo y las circunstancias. Tiene origen en las murgas uruguayas como expresión popular (de hecho, la denominación de “Hincha” también proviene del país vecino), entre los años 30 y 40 los cánticos estaban dirigidos a ciertos jugadores en una especie de homenaje a tales…”La gente se mata, por ver a De La Mata”, “La gente ya no come, por ver a Walter Gómez”. Mas tarde, ya en los 50, comenzaron a adaptarse diferentes marchas con el sólo propósito de corear el nombre del equipo. Incluso, una vez proscripto el Peronismo, las hinchadas tomaron el pretexto de darle una letra futbolera a la marcha peronista para que su melodía se siga imponiendo, al menos en las canchas, más allá de la prohibición. A partir de los 60 y 70, la moda de “La nueva ola” junto al auge de la TV ya instalada y los jingles publicitarios, inspiraban al canto liviano, casi intrascendente, pero pegadizo. En épocas de violencia y dictadura, el hincha comienza a sentir la necesidad de descargar su descontento y expresa la violencia hacia los rivales, ya no sólo se homenajea su club y sus jugadores sino que nace la degradación al otro como modo de expresión. A partir de la década del 80, las hinchadas son protagonistas de sus propios estribillos y se invierte el concepto de adoración: ya no es la gente quien debe ofrendarse al equipo sino que el equipo debe rendir para el merecimiento de su hinchada. Desde allí hacia nuestros días, con diversas variaciones, los hinchas cantan y acompañan como hábito natural ajeno a las circunstancias deportivas.
Valga esta referencia para retomar el “Vamos Defensores, juegue al fútbol, haga goles”, que expresa el modo en que este plantel va seduciendo a su gente. Ese entusiasmo nace y se contagia en la forma que uno percibe como meten los muchachos del medio, como se entregan los de arriba. Para el “Tanque” ya no quedan adjetivos, bienvenido Coria!. Y más de lo mismo, sin recurrencias súmese el orden defensivo y esporádicas intervenciones del golero.
Defensores de Belgrano, gallardo puntero, supero con suma amplitud a los de José Ingenieros. En la primera parte casi se puede decir que ridiculizó a su rival, aunque pecó de no definir las chances que tuvo. Sí, algo para reprochar entre tantos halagos. La segunda mitad la controló con plena seguridad, un susto con la llegada de Juan Pablo Gómez pero allí estaba Griffo para tapar. Sin desesperar, presionando siempre, corriendo. Esperó el momento justo y lo definió. Defe ya es cosa seria, porque va agregando atributos partido tras partido. Está firme, confiado, cómodo y…..puntero!
Que sigan las buenas, aun cuando hay malas. Recordar que había 3 bajas sensibles antes del comienzo que nadie sufrió durante el juego. Y que perdure este idilio, como en aquellas añoradas épocas del “Que Carajo, La Máquina del Bajo” que siga el equipo despertando la inspiración de la gente.
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