Todos creemos al menos desde el sentimiento, que representamos al hincha incondicional y consecuente, comprensivo pero exigente a la vez, el hincha, expresión viva de ese vínculo emocional que albergamos desde purretes, que en algún momento de bronca decidimos abandonar, pero como una especie de boomerang recurrente vuelve a hacerse carne (o alma, tal vez…) en nosotros y nos acompaña con fidelidad hasta la muerte.
Estoy seguro que muchos de los que transitamos los escalones de nuestro estadio, sentimos esa pasión desbordante y estremecedora, pero aún para aquellos que no lo han conocido, puedo asegurarles, que dueño de infinidad de anécdotas inolvidables, MEMO encarnaba la imagen de todo aquello que un hincha debiera reunir como condición de tal.
Y, ojala, cada uno de nosotros se comprometiera como él en el aliento permanente y alegre, en un colaborador siempre presente, dispuesto y desinteresado, en un verdadero emblema de lucha y entrega para nuestro querido club. Compañero de mil batallas y fogonero incansable de “La Maquina del Bajo”, hoy quien sabe respondiendo a que locura, se le ocurrió que debía sostener desde mas arriba nuestro trapo rojinegro.
Los escalones lo llevaron muy alto, pero se que desde allí, repitiendo su salto cabriolesco, nos llegara siempre el aliento de su inconfundible voz: “Vamos Defeeeeee”.
Te despide un viejo compinche de los tablones del ascenso.
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