A Rosario. La distancia, el preludio de una cruel metáfora. Este Defensores muestra en noventa minutos las virtudes y los defectos que lo han depositado en la undécima posición de la tabla. En el Gabino Sosa del barrio La Tablada, los primeros minutos lo encontró confiado. Esperando quizá, que el rival ya descendido, se desmorone ante una simple prolijidad táctica de los de Della Pica. Cuando el Dragón debe proponer es tenue, pero cuando debe responder encuentra en las esporádicas iluminaciones de Ceratto un camino potable para…para algo.
Contienda de paridades, el orgullo de los locales contra la ansiedad de nuestro elenco. Ceratto tuvo una antes de terminar la primera parte, arquero y travesaño. Central Córdoba había tenido aproximaciones a través de centros, también un tiro libre de gran respuesta de Oviedo (tuvo momentos de nerviosismo, propios de un juvenil debutante). Durante la segunda mitad, fricciones y pelotazos por parte de los dos. Pericia de Petrovelli en el tiro libre y premio a la voluntad desesperada para Serrano. El 1-1 final muestra justeza.
Así es Defe en el torneo, se confía, espera, responde y va encontrando sus momentos: los malos, los buenos y los “mas o menos”. Así se conforma como un equipo irregular, que siempre busca adaptarse a lo que las matemáticas o a los escenarios le favorezcan. Y en Rosario padeció lo mismo que en el campeonato, Personalidad. Un elenco que quiere, sabe, busca y propone es, por decantación, un equipo protagonista. Y Defensores no lo es porque nunca tomó la decisión de serlo, ni aún después de grandes victorias como las de Morón y Temperley en el Pasquale, o las importantes como San Carlos hace una semana; tampoco mostró esa impronta cuando debía reponerse de durísimas caídas como San Carlos en el Bajo (fin del ciclo Daniele), Comunicaciones o Atlanta en la cercanía.
Hoy predominan los pibes, algo saludable, ayer eran los grandes pero los defectos siempre fueron continuos. Solo varía el margen de tolerancia. No por tantos de los sollozos que anteceden, deja de ser éste un conjunto con virtudes y cualidades. La defensa está firme, el charrúa nunca llegó con claridad, los volantes tienen momentos de eficacia y, sobre todo a partir de Ceratto y esperando a que Molina vuelva a ser el que supo ser, la ofensiva obliga y genera más allá de fallar en la concreción.
Las matemáticas solo incentivan a un acto heroico, un crédito más que sobrevuela el aire y espera que este Defensores la encierre en su puño como un talismán. En nuestra proyección lejano, en el destino….quien sabe?
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