Cuarto empate consecutivo (Almagro, Los Andes, San Telmo, Chicago). Los resultados marcan una tendencia clara: A Defensores le cuesta ganar tanto como ser vencido. Sirve el mérito de su solidez en proporción de su carencia de triunfos? No. Sirve el punto? Relativo y opinable, para quien suscribe…definitivamente No.
Abro la tertulia, no sin antes plantear las consignas que puedan moderar su práctica.
Acecha el descenso?, La promoción?, Hay escasez de plantel? Se presentan deficiencias irreversibles?, El objetivo es la mitad de tabla?, Se nos cortan los de arriba?, Nos descuentan los de abajo?. “Que somos? mi tía?” – diría el gracioso comercial de la bebida-, solo que aún no saboreamos, durante el presente 2010, “El sabor del encuentro”.
Muchas preguntas expresan dudas, sensaciones que copulan y otras que bifurcan. Así juega Defensores, así fue en Mataderos.
Rabia. El primer tiempo, arrancamos dormidos. Los primeros dos minutos ellos no pasaban la mitad de campo y nosotros hostigábamos cerca de su arco, pero en el tercero llegó el golpe artero. Ganan la espalda de Batallini, desborde, centro, rebote de Sanzotti y gol. El comienzo ya trae sus complejidades, porque compromete al Dragón a tomar protagonismo y decisión de juego. Claro que en una cancha de grandes dimensiones y con un rival de presente comprometido, el escenario mas propicio era el de esperar y manejar su propuesta aunque todo cambió en la temprana conquista local. Pero Defensores no le encontró el punto (paradoja) de dominio. Los laterales, ya advertidos, se contuvieron. Los carrileros, ahora solemnes, fueron rápidamente absorbidos. Los volantes de marca estaban limitados de participar en la ofensiva. La pausa, ausente. Y los delanteros, lejanos en el frente de batalla. Chicago se confió en la diferencia y se dedicó más a cortar las vías de resurrección de los nuestros y timoratos, quizá enterados de su limitación, intentaban esporádicamente sorprender con las buenas aptitudes del hábil Ruiz o el constante Domenez por las bandas. Poco de Orode, blandito Nigeriano que despertaba más simpatía que peligro. Defensores, encasillado en su orden táctico, anhelando un lazarillo que los guíe hacia el área rival. Pudo ser Ceratto, en una osada expedición encaró por derecha hacia el medio y exigió a Agustín Gómez- guardameta local- a propiciar una gran atajada. Flojo.
Esperanza. Segundo tiempo, saludable ingreso de Albano Becica. Luz del medio hacia arriba, porque el relevo no es un carrilero clásico y muestra sus ganas de manejar la pelota con ciertas libertades. De comienzo la pide, la traslada, piensa y habilita a Conocciari que devuelve gentileza y, el propio Becica, define indeciso. Los de Mataderos ya están a merced de Becica y compañía. Mejora Rocchi (de mal primer tiempo) en sus medidas proyecciones, porque dejan de ser previsibles sus avances que siempre desencadenaban en el estancamiento lineal cuando estaba Luppino. Ceratto ya no es aquel náufrago con su aburrida “Wilson”, tiene sociedad y compañía. Paez se anima y juega 10 metros más arriba de Aparicio. Después de los 20, Defe ya comienza a merecer el empate y muestra mejores y variados recursos. Conocciari ya no pelea contra dos o tres y prefiere picar en cortada. Molina se ubica en la medialuna para pivotear o en el segundo palo aguardando un envío aéreo. Otra cosa, muy diferente. Sólo restaba saber cuanto aguantaría el aguerrido Talín junto a su defensa. Ceratto exige y va una y otra vez, provoca infracciones cerca del área rival y, así, se lo lleva de la cancha al pobre de Russo que lo castiga y recibe su segunda amarilla. Reacción rápida e instantánea, otra vez Becica (que el banco te extrañe) comanda la ofensiva: retiene la pelota, piensa, espera la invasión del área y descarga en su izquierda. Allí Ceratto y su fortuna, centro venenoso + arquero dubitativo = Gol!. Quedan 15 minutos para esperar el gol del triunfo, Defe lo busca y controla su defensa. Becica y Ceratto son el de Espada y el de Basto, pero Talín juega callado y no nos cede el “quiero”, pero mas aún y sobre el final; saca su seña mentirosa para manotear la pelota en un ingreso de Molina. Penal inobjetable, y Ceballos se creyó jugando a la casita robada.
Dos Defensores, el malo y el bueno. El primer tiempo y el segundo. Luppino y Becica. El gol errado y el penal no cobrado. El desconcentrado y el compenetrado. El Ceratto que marca y el que desequilibra. El impotente y el protagonista. El que quiere pelear arriba, pero suma –de a uno- puntos suspensivos…
Por: Federico Medina (prensa@defeweb.com.ar)
FORMACIONES (FICHA DEL PARTIDO E INCIDENCIAS) click aqui
Defensores de Belgrano (1): Pablo Batallini, Ricardo Villalba, Pedro Bocca, Juan Rochi; Maximiliano Ceratto (85, Marcelo Marzoratti), Jonathan Paez (85, Alejandro García), Ricardo Aparicio, Leonardo Luppino (ST, Albano Becica); Javier Molina, Mauro Conocchiari.
Suplentes: Germán Oviedo, Leandro Martínez, Nicolás Tarabini, Juan Lapietra.
DT: Rodolfo Della Picca
Nueva Chicago (1): Agustín Gómez; Gonzalo Rocaniere, Hernán González, Facundo Talín; Roberto Russo, Damián Lemos, Rodrigo Pepe, Agustín Domenez (89, Nicolás Rizzo); Félix Orode (70, Eder Borelli); Pablo Ruiz y Hernán Boderone (83, Leo Carboni).
Suplentes: Monllor, Ariel Coronel, Leandro Cogrossi, Roberto Cornejo.
DT: Leonardo Ramos.
Goles: (3) Ruiz (NCH); (72) Ceratto (D).
Amonestados: Gómez, Rocaniere, Talín, Domenez, Ruiz (NCH); Bocca, Aparicio (D).
Expulsados: 68) Russo (NCH); (93) Lemos (NCH) y Conocchiari (D).
Árbitro: Diego Ceballos (Bien).
Asistentes: Mendoza y Brusca.
Comentarios