Hace apenas unos años, una persona mayor con un andar inclinado, una voz nasal de peculiar gracia y una simpática boina ingresaba a la secretaría del club. Buscaba datos, estadísticas e información sobre la historia de Defensores. Traía consigo un cuaderno de hojas cuadriculadas con espirales y en ellas un montón de números, nombres, resultados y tablas de posiciones.
Decía que al perder a su compañera de toda la vida se recluía en el infinito mundo de las cifras para poder esquivarle al recuerdo. Era hincha de Defe y lo seguía en los años cuarenta y cincuenta, luego una pausa hasta el ingreso por esa puerta una mañana de invierno. Su obsesión por la precisión en los datos llegaba al punto de querer averiguar los segundos nombres de los jugadores, porque había muchos Fernández, Garcías y Gómez que hacían peligrar la veracidad de sus datos. Se le cedió una identificación para que “chapeé” en los clubes y pueda husmear en sus bibliotecas. Iba y volvía, siempre volvía…y en ese regresar constante descubrimos que el se quería quedar y fue así…nunca más se marchó. La fría soledad que lo aguardaba en su casa era combatida por la calidez que encontró en el club, debió padecer a los nuevos tiempos que ya no eran los suyos. El aceptó, se adaptó y Defensores lo envolvió en sus brazos como a todos nosotros alguna vez…Hoy 28 de septiembre de 2009 a las nueve en punto de la mañana (cosa del Viejo, eso de la puntualidad) se despidió para siempre de nosotros Enrique Tucoulat, quien para el bronce terminará siendo uno de los autores del libro centenario, socio e integrante de la Comisión Directiva y para todos los que fuimos artífices de sus últimos mejores momentos y de sus sonrisas desdentadas…simplemente el viejo.
Hoy a partir de las 21 Hs. en Quito 3779 se velaran sus restos.
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